Reino de Colombia | |||
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Capital | Bogotá | ||
Idioma oficial | español | ||
Gentilicio | Colombiano(a) | ||
Forma de gobierno | Monarquía constitucional | ||
Rey Primer Ministro | Roberto II Juan Manuel Santos | ||
Superficie | km² | ||
Moneda | Peso colombiano |
El Reino de Colombia es un estado libre y soberano, ubicado al noroeste de América del Sur. Su territorio está formado geográficamente por la Colombia continental, algunas islas importantes ubicadas cerca de la costa (San Andrés, Providencia) y Dominicana.
Historia[]
Antecedentes[]
Si bien la Gran Colombia se creó en 1819 con la unión de Nueva Granada, Venezuela, Quito y Panamá en un intento de unir en una sola nación a varios pueblos del norte de la América del Sur, esta nueva República fue vista por sus naciones constituyentes más como un recurso para unir fuerzas contra el poder colonial y prevenir su restablecimiento, que como la culminación de un proceso de identificación social, económica y política de sociedades marcadamente desiguales en su composición y en el grado de estructuración del poder social.
Antes de que se produjera la unión, algunos de los países constituyentes ya habían ensayado varias formas de gobierno, principalmente del tipo federalista (Provincias Unidas de la Nueva Granada y Provincias Unidas de Venezuela); estos experimentos y el enfrentamiento con otros grupos que abogaban por un gobierno más centralizado o que era netamente pro-españoles hicieron que fracasaran y fueran reconquistados por las fuerzas coloniales. Simón Bolívar concluyó que se debía construir una nación con una sólida base unitaria, tal como lo dejó ver en su Carta de Jamaica.
Luego de conformar esta República, la discrepancia de opiniones entre federalistas y centralistas, igualmente las diferencias entre cada una de las regiones que conformaban el país y sus propios intereses, aceleró la disputa por la forma de gobierno que debería tener la Gran Colombia. Como forma de concertación se decidió por el sistema centralista a la cabeza de Bolívar.
Quito y Panamá no habían tenido una representación real en las deliberaciones constitucionales, que se llevaron a cabo en Cúcuta en 1821, debido a que pasaron a formar parte de la Gran Colombia formalmente en 1822. A pesar de existir apoyo a la Constitución de Cúcuta, más específicamente en Guayaquil, Quito y Caracas, existían muchos partidarios de una constitución federalista y una que les permitieran tener control y libertad regional sin imposiciones centrales fuertes; en particular el cuerpo militar venezolano esperaba ejercer más poder en su región; igualmente no resultó grata a los próceres y dirigentes de Panamá, que eran negociantes vinculados al tránsito y al tráfico internacional; Anglófilos por razones mercantiles, profesaban el liberalismo manchesteriano y eran, por tanto, partidarios del abstencionismo estatal, del librecambio y de una economía esencialmente comercial.
La unión de las cuatro naciones no había sido nunca sólida por varios factores diferenciales como el desarrollo económico desigual y la falta de vías de comunicación entre las tres regiones del país, por lo cual la cohesión solo se mantuvo durante los años de la guerra gracias al prestigio y a la voluntad del Libertador. A los miembros del ejército se les había dado el derecho de votar desde la Constitución de Cúcuta como justo reconocimiento al esfuerzo realizado en la campaña libertadora. En 1827 el congreso hizo un cambio constitucional para excluir desde los sargentos hacia abajo de tal manera que solo podían votar los oficiales.
El Congreso Admirble[]
El 24 de diciembre de 1828 Simón Bolívar convocó a un Congreso Constituyente para elaborar una nueva carta magna que intentara conciliar las facciones y evitar la disolución de Colombia, mismo que se reunió en Bogotá entre el 11 de enero y el 20 de mayo de 1830.
A la vez que el Congreso sesionaba, en Venezuela recrudecían los esfuerzos separatistas fomentados por José Antonio Páez y la oligarquía caraqueña que lo apoyaba. Bolívar pidió entonces poderes dictatoriales para entrevistarse con Páez en Mérida y remediar la crisis, pero el Congreso se los niega.
El 30 de marzo los diputados llegaron al consenso de que la única forma de salvar al país sería la federalización de los territorios para que pudiesen autogobernarse sin llegar a poner en riesgo la unión. El 19 de abril, por otro lado, se votó a favor de convertir a Colombia en una monarquía imperial moderada para ejercer la representación política ante las potencias extranjeras, y el 21 se pasó a votar por los requisitos que el futuro Emperador debía tener:
- Ser católico
- Haber demostrado liderazgo político
- Haber demostrado liderazgo militar
- De preferencia que esté relacionado con una Casa real poderosa que garantice acuerdos políticos y comerciales
- Que garantice la independencia absoluta del Imperio colombiano frente a otras coronas a las que esté ligado familiarmente
- De preferencia que posea herederos en edades superiores a los 15 años para garantizar la continuidad de la corona
Finalmente, el 29 del mismo mes se promulgó la constitución que establecía oficialmente a Colombia como un país con un sistema político imperial y de monarquía moderada, con gobierno civil de representación popular y estructura federal con territorios autogobernados de acuerdo a sus propias leyes. En los días siguientes se discutieron candidatos para Emperador y se enviaron misivas a los nombres con más apoyo, mientras en el país se nombró regente a Joaquín Mosquera y Ministro del Emperador a Domingo Caycedo.
El Congreso clausuró sus sesiones el 11 de mayo con la difícil tarea cumplida de haber evitado la disolución de Colombia, por lo que pasó a ser conocido con el nombre de Congreso Admirable. Los días posteriores, y hasta el 20 de mayo, se dedicaron a formar la comisión que sería enviada a Europa cuando alguno de los candidatos aceptara la propuesta de convertirse en el primer Emperador de los colombianos.
Carlos de Austria-Teschen[]
Las negociaciones con el archiduque Carlos iniciaron de manera oficial el 24 de junio de 1830, con una carta enviada por el regente Joaquín Mosquera mediante su Ministro Plenipotenciario en París. La tibia negativa inicial, sustentada sobre todo en la forma en la que los colombianos verían a un monarca extranjero, se fueron disipando con las siguientes misivas al punto que el Archiduque aceptó recibir una comisión enviada para entrevistarse con él.
La comisión salió del puerto de Cartagena el 6 de enero de 1831 y llegaron a Lisboa el 11 de marzo, pasando después a Inglaterra, Dinamarca y finalmente Alemania, desde donde tomarían el tren que les llevaría a Weilburg. Durante todo este tiempo, Carlos había tenido la oportunidad de prepararse y conocer sobre la difícil realidad política y social de Colombia, además de para consultar con su familia sobre los escenarios que podrían aparecer si aceptara el proyecto monárquico en América.
Su hermano, el emperador Francisco I, se mostró cauteloso por las obvias dificultades que la empresa suponía, pero también consideró las ventajas que significaban llevar el poder de los Habsburgo a un continente recién emancipado y con inmensas riquezas que podrían beneficiar a la corona austriaca. Finalmente Francisco dejó la decisión en manos de Carlos, aclarando que de tomarlo podría continuar utilizando los títulos que ya poseía para sí y sus hijos, pero quedarían excluidos de la sucesión al trono austriaco, sin ello significar un rompimiento con la familia.
Esta suerte de apoyo de Francisco terminó por decidir a Carlos en aceptar la corona, y para cuando la comitiva colombiana llegó el 8 de abril al Palacio de Weilburg para la primera de tres entrevistas programadas, la decisión estaba casi tomada en favor de aceptar la propuesta.
El 12 de abril de 1831 la comitiva visitó por tercera vez al Archiduque en su palacio, y le fue ofrecida formalmente la corona imperial de Colombia, misma que aceptó en presencia de su esposa e hijos con un corto discurso que había preparado apenas la noche anterior, e inmediatamente juró lealtad al Imperio con su mano sobre la Biblia.
Carlos y su familia iniciaron inmediatamente los preparativos de su viaje, abandonando su residencia el 4 de julio de 1831 con rumbo a Roma, donde el 10 de agosto se reunieron con el papa Gregorio XVI que les dio su bendición apostólica, y a la mañana siguiente se dirigieron al puerto de Civitavecchia, donde abordaron la fragata que los llevaría en su viaje de seis semanas hasta Cartagena, en Colombia.
La familia desembarcó por primera vez en tierra colombiana el 1 de octubre de 1831, siendo recibidos de manera ambigua por los cartagineses. El viaje por tierra hasta Bogotá demoró cuatro semanas más, en las que los nuevos monarcas pudieron admirar algunas de las vastas regiones y gentes sobre las que gobernarían. Finalmente, arribaron a la capital de su ahora Imperio el 6 de noviembre, donde les esperaba una calurosa bienvenida en las calles y plazas.