La Asamblea Constituyente de 1830 fue una asamblea constituyente reunida en la ciudad de Riobamba entre agosto y octubre de 1830, para escoger la forma de gobierno y redactar la primera constitución de la nueva nación que acabaría llamándose Imperio de Quito.
Antecedentes[]
Después de la separación de Venezuela de la Gran Colombia el 6 de mayo de 1830, en la ciudad de Quito se llamó a un Cabildo abierto para discutir la conveniencia de continuar siendo un Estado subordinado de Colombia o seguir los pasos de los venezolanos. Esta asamblea se reunió y el 13 de mayo de decidió que debían declarar la Independenci y conformar una nueva nación, como había sido la aspiración quiteña desde tiempos coloniales.
Quien presidió el Cabildo fue el entonces prefecto del Departamento del Sur, general José María Sáenz de Vergara, quien después de sancionar la llamada Acta de Quito se la llevó personalmente a la quinta de Pomasqui donde se encontraba Juan José Flores, para informarle que había sido escogido como encargado del poder provisorio y tomarle juramento como tal. Con el pasar de los días se fueron sumando las resoluciones similares de Cabildos abiertos realizados en otras ciudades como Cuenca, Ibarra, Otavalo, Loja, Guayaquil, Riobamba, Guaranda, Alausí, etc.
Basado en el mandato otorgado por las actas de los distintos Cabildos, Flores convocó de manera inmediata a una Asamblea Constituyente que decidiera el destino de la nueva nación, misma que debía reunirse el 10 de agosto en la ciudad de Riobamba. El llamamiento a elecciones de los miembros incluía, según se había solicitado en el Acta de Guayaquil, un número igual de representantes de cada departamento sin importar su número de habitantes; así, se presentarían siete diputados por Ecuador, siete por Guayaquil y siete por Cuenca.
Flores viajó a Guayaquil por invitación de Olmedo para tomar juramente ante el Cabildo de esa ciudad, por lo que a finales de agosto e inicios de junio se encontraba en esa ciudad a la espera del desarrollo de las elecciones para los diputados de la Asamblea.
Atentado contra Sucre[]
El 2 de junio se produce el intento de asesinato de Antonio José de Sucre en Berruecos, de la que pudo salir con vida gracias a que fue avisado a tiempo por José Erazo. Cuando la noticia llegó a la ciudad de Quito y las sospechas de la autoría intelectual recayeron sobre el mismísimo Juan José Flores, se conformó una Junta de Notables con las mismas personas que habían suscrito el Acta de Quito semanas antes; decidiendo relevar del cargo a Flores y ofrecérselo a Sucre en cuanto llegara a la ciudad.
Con fuerzas reunidas en Pasto, Sucre llegó a Quito el 8 de junio y recibió el apoyo de toda la ciudad que se había enterado de la vil traición. Aunque en un inicio se negó a aceptar la administración transitoria, pues no creía que el autor de su intento de asesinato era el general Flores, terminó por rendirse ante las pruebas que arrojaron las declaraciones que en el juicio emitieron Mariano Álvarez y José María Obando.
Entonces Sucre decidió marchar sobre las tropas que Flores había reunido en Guayaquil y que avanzaban por Riobamba. Los ejércitos se enfrentaron el 21 de junio en la Batalla de Izamba, resultando ganadoras las tropas sucristas; después se volvieron a encontrar en la Batalla de Mocha el 3 de agosto, tras la que se firmó el Tratado de Mocha y se condenó a Flores a un confinamiento sin visitas en su hacienda La Elvira.
Replanteamiento de la Asamblea[]
Al calor de los días que siguieron al triunfo de Sucre en Mocha, este decidió posponer unos días la instalación de la Asamblea para poder escoltar adecuadamente a los diputados electos hasta Riobamba, ya que temían emboscadas de algún partidario que aún tenía el general Flores. Esto también les dio tiempo para asimilar lo sucedido y replantearse las opciones que debían de frente a la nueva nación.
Para algunos empezó a surgir la duda ante el sistema republicano del que estaban casi convencidos, pues tanto en la Gran Colombia como en el cortísimo periodo tras la separación de la misma, se había visto la inestabilidad política que esta representaba al ser un poder alternativo sin ninguna cohesión real de poder. Surgieron entonces los primeros atisbos de monarquismo constitucional, pues con el ejemplo de la Casa imperial de Brasil que tanto había desarrollado a ese país tras la Independencia de Portugal, no parecía descabellado replicarlo en la nueva nación.
Finalmente Sucre ordenó la instalación de la Asamblea Constituyente para el 14 de agosto, envió contingentes de soldados para que cuidaran a los diputados en sus viajes y les procuró cómodos alojamientos en casas de las familias burguesas de Riobamba, hasta donde él mismo se trasladó para asistir a la instalación del Congreso.
Desarrollo de la Asamblea[]
Después de escuchar la misa del Espíritu Santo en la iglesia matriz, la Asamblea se instaló el 14 de agosto en el Salón de Actos del Palacio Municipal de Riobamba, donde Antonio José de Sucre ofreció un corto discurso inaugural en el que aclaraba a los diputados que el destino de miles de personas dependían de lo que ellos dispusieran en las resoluciones finales, solicitándoles que lo hagan no por un bien personal o local, sino por el de la patria para evitar un destino como el que había separado a Colombia.
Las reuniones eran de doble jornada, entre las nueve de la mañana y doce del medio día y entre las dos y las cinco de la tarde. Sus miembros disponían de un sueldo de ocho mil pesos y escolta militar si deseaban volver a sus casas el fin de semana.
Conformación[]
La Asamblea Constituyente de 1830 estuvo formada por 21 diputados elegidos por votación popular en los tres departamentos integrantes del país, a un número de siete por cada uno. Quedando de la siguiente manera:
- Ecuador:
- José Fernández Salvador (Pichincha)
- Mauel Larrea y Jijón (Pichincha)
- Pedro Manuel Quiñones y Cienfuegos (Pichincha)
- Manuel Matheu (Cotopaxi)
- Manuel Espinoza (Imbabura)
- Antonio Ante (León)
- Pedro José de Arteta y Calisto (Pasto)
- Guayas:
- José Joaquín de Olmedo (Guayaquil)
- León de Febres Cordero (Guayaquil)
- Vicente Ramón Roca (Guayaquil)
- Francisco Marcos (Guayaquil)
- Manuel Ribadeneyra (Manabí)
- Miguel García Moreno (Manabí)
- Cayetano Ramírez y Fita (Manabí)
- Azuay:
- José María Landa y Ramírez (Cuenca)
- José María Borrero y Cortázar (Cuenca)
- Mariano Veintimilla (Cuenca)
- José María Lequerica (Loja)
- Miguel Ignacio Valdivieso (Loja)
- Juan Bernardo de León (Chimborazo)
- Nicolás Báscones (Chimborazo)
En la primera sesión fueron escogidas las autoridades de la Asambleas: José Fernández Salvador como presidente, José Joaquín de Olmedo como vicepresidente y Mariano Veintimilla como secretario.
Sesiones[]
El mismo día de su inauguración, el diputado Olmedo propuso que continuaran provisionalmente las autoridades del Estado hasta la aprobación de la Constitución, y que por lo tanto se llamara al Mariscal Sucre para que prestara juramento de ejercer el mando provisorio hasta la elección del Jefe de Estado definitivo. Así se hizo y Sucre juró desempeñar fielmente su cargo, sostener las libertades públicas y someterse a las deliberaciones del Congreso.
De igual forma, el día inaugural fue nombrada una comisión para redactar el proyecto de Constitución a medida que se iban discutiendo los puntos en el Congreso, la misma estaba compuesta por José Fernández Salvador, José Joaquín Olmedo, Vicente Ramón Roca, Manuel Matheu y Miguel Ignacio Valdivieso.
La mañana del 15 de agosto la idea de la monarquía moderada fue propuesta por primera vez por el diputado Manuel Matheu (Cotopaxi), que fue secundado por discursos de Manuel Larrea (Pichincha), Cayetano Ramírez Fita (Manabí) y José María Lequerica (Loja), quienes se habían reunido previamente. El presidente del Congreso convocó a tres sesiones de rigor para discutir la idea, la primera de ellas esa misma tarde, en la que no lograron ningún adepto adicional y, por el contrario, debieron resistir un feroz discurso republlicanista de Olmedo.
La sesión del día 16, en cambio, arrancó con tres diputados que se habían sumado a la tesis monárquica: Antonio Ante (León), Manuel Quiñones y Cienfuegos (Pichincha) y Juan Bernardo de León (Chimborazo), lo que da a entender que seguramente mantuvieron reuniones con Matheu durante la noche, pero seguían sin contar con la mayoría que se requería y, sobre todo, enfrentaban la radical renuencia de los representantes del departamento de Guayas y la oposición moderada de los tres de la provincia de Cuenca.
Para el tercer y último debate que se llevó a cabo el 17 de agosto, los monarquistas lograron adherir a los cinco diputados que les hacía falta para lograr la mayoría: Nicolás Báscones (Chimborazo), Miguel Ignacio Valdivieso (Loja), Manuel Espinosa (Imbabura), Pedro José de Arteta y Calisto (Pasto) y el propio José Fernández Salvador (Pichincha). Así, con doce votos contra nueve a favor de la República, la monarquía moderada y constitucional fue escogida como forma de Gobierno para la nueva nación.
Otros temas que se discutieron fueron los relacionados a defensa, hacienda y federalismo contra unionismo, ganando la primera. El 11 de septiembre se leyó y aprobó el proyecto final de Constitución presentado por José Joaquín de Olmedo, con todas las correcciones y adiciones que se habían debatido en el pleno de la Asamblea.
La mañana del 12 todos los diputados firmaron y refrendaron la nueva Constitución, misma que iniciaba con la frase: "En el nombre de Dios, autor y legislador de la sociedad, nosotros, los representantes del Imperio de Quito (...) hemos acordado lo siguiente (... )"; con lo que quedó consagrado el centenario nombre de Quito y el apelativo de imperio para el nuevo país.
Las facciones[]
Con el debate sobre la forma de Gobierno se pudo advertir que se formaron dos bloques en la cámara: el de la mayoría, compuesto por los diputados de Ecuador y cuatro de Azuay, con los que solía votar el manabita Cayetano Ramírez y Fita; y el de minoría formado por la totalidad de los representantes de Guayas y los de la provincia de Cuenca.
Pese a que la composición de los dos grupos era similar pues ambos tenían letrados, juristas, militares, terratenientes, comerciantes y clérigos, la disparidad de criterios se la ha atribuido a la posición y tradición histórico-social más que a un tema de carácter regionalista.
La delegación ecuatoriana y sudazuaya pertenecían a una sección del país más agraria, en la que predominaba el terrateniente que mantenía estructuras pseudo-feudales en sus haciendas y por tanto más afines al monarquismo, aunque que tras las reformas borbónicas del siglo XVIII había visto caer su próspera industria obrajera y de comercio interprovincial y exterior hasta un punto casi inexistente. El guayasense y los cuencanos, en cambio, eran comerciantes y exportadores, con predominancia del trabajo asalariado y por ende más influidos por el capitalismo y el liberalismo.
También es necesario aclarar que en cuanto a población, el departamento de Ecuador era el más importante, casi triplicando en número de habitantes a Guayas, que era el más próximo. Esto le daba cierto peso también a las decisiones que se tomaba en la Asamblea, y se entiende por qué los diputados de Guayas aceptaron asistir al Congreso solamente si era en número igual de representantes por cada región. Sin embargo, también se puede presumir que los comerciantes, importadores y armadores guayasenses eran más acaudalados que los terratenientes serranos.
Resoluciones[]
La primera Asamblea Constituyente de Quito tomó inumerables medidas que alteraron el rumbo de la historia del territorio; entre éstas la más polémica fue la adopción del régimen de monarquía constitucional como forma de gobierno, con un Emperador como Jefe de Estado. Se procuró una figura que le restase absolutismo al Emperador, y para ello se basaron en el modelo británico para supeditarlo en algunos ámbitos a las decisiones de un Parlamento bicameral y un Primer Ministro, que actuaría como Jefe de Gobierno.
Se delimitó la existencia de tres poderes estatales: ejecutivo, legislativo y judicial, además de órganos de gobierno de segundo y tercer orden. Se escogió un sistema federativo en el que el país se dividiría en tres territorios federados (Ecuador, Guayas y Azuay). Además, declaró el territorio que en 1810 poseía la Real Audiencia de Quito como el mismo sobre el que ejercería soberanía el nuevo Imperio, lo que incluía los departamentos colombianos de Popayán y Cauca.
Finalmente, otras de las decisiones tomadas incluyeron el cambio de nombre del país, de Ecuador (que había utilizado por pocas semanas el presidente Juan José Flores) al ancestral de Quito, y el de la ciudad capital a Quitburgo para que no sea confundido con el de la nación.
El asunto del Emperador[]
El 12 de septiembre, mismo día en que la Carta constitucional había sido aprobada y firmada por los diputados, los representantes García de Manabí y Matheu de Pichincha propusieron que se procediera con la presentación de candidatos al recién creado trono quiteño, en los días siguientes aparecieron varios nombres de príncipes europeos católicos, pero no dejaba de sonar el del propio Antonio José de Sucre para iniciar una dinastía sin ataduras extranjeras y, sobre todo, por el gran trabajo que había demostrado como encargado del poder provisorio.
Para conocer la opinión del Gran Mariscal la Asamblea acordó enviar una comisión para preguntarle sobre este particular, la misma que se reunió con el involucrado en el Palacio de Carondelet el 18 de septiembre. Tras la reunión, y aconsejado por su amigo, el general Vicente Aguirre, Sucre solicitó unos días para emitir su decisión, luego de lo cual se retiró a su propiedad campestre de El Deán.
Cuando la ciudadanía se enteró de que Sucre era una de las opciones que se consideraban para Emperador, en todo el país aparecieron manifestaciones espontáneas a favor del héroe que los había liberado de los españoles, llevando estas muestras de apoyo a las puertas del mismísimo Palacio del Deán. Finalmente, presionado por las aclamaciones del pueblo, la familia de su esposa y los amigos allegados a su núcleo, el 24 de septiembre Sucre envió a Riobamba una carta manifestando que aceptaría la decisión de la Asamblea, que a su vez se veía más influenciada por la multitud exaltada a favor del Gran Mariscal.
Proclamación de Antonio I[]
Tras recibir la carta de Sucre la Asamblea votó su candidatura el día 30 de septiembre, y con 18 de los 21 diputados a favor, fue nombrado constitucionalmente como el primer Emperador de Quito con el nombre de Antonio I. Además, y para legitimar la futura dinastía como auténticamente quiteña, se acordó que su esposa tendría el mismo rango constitucional que él, aunque este no alcanzaba el ámbito político.
La noticia llegó a la capital el día 5 de octubre con el pedido de que tanto Sucre como su esposa Mariana se presentaran en Riobamba para hacer la proclamación. La pareja salió de la capital el día 8 y tras un viaje de diez días se presentó en el pleno de la Asamblea el 19 para tomar juramento y firmar las actas que los convertían en los primeros monarcas quiteños. Este acto se convertiría en el precedente de las posteriores proclamaciones parlamentarias tradicionales de cada monarca.
Con este acto se dio por terminada la Asamblea Contituyente, que llamó inmediatamente a elecciones para los miembros del Parlamento bicameral que habían escogido como órgano legislativo del Imperio, aclarando que este último sería el organismo encargado de escoger a los miembros de la Corte de Justicia y al Primer Ministro.